Un archipiélago de película

En los últimos tiempos estamos acostumbrados a que el rodaje de la última superproducción americana localizado en cualquiera de nuestras islas sea tema de conversación habitual en cafeterías y oficinas o en tertulias con amigos. En los últimos meses, hemos visto desfilar por el archipiélago a directores como el estadounidense Ron Howard o el británico Ridley Scott, y a actores de talla mundial como Matt Damon, Sigourney Weaver, o la oscarizada Penélope Cruz.

Películas como “Fast and Furious: A todo gas 6”, rodada en Gran Canaria, “Exodus: Dioses y reyes”, rodada en Fuerteventura, el clásico “Moby Dick” en la Gomera, o la quinta entrega de la saga Bourne en las calles de Santa Cruz de Tenerife son sólo un ejemplo de la filmografía rodada en Canarias. Pero no sólo es el cine y estas grandes producciones, sino también documentales, publicidad y series las que eligen Canarias como escenario.

Pero, ¿por qué Canarias? La respuesta es sencilla: la opción de acogerse a una serie de beneficios fiscales, en forma de deducción, que suponen el ahorro de una importante cantidad de dinero.

Las islas presumen en la actualidad del incentivo fiscal a la producción cinematográfica y audiovisual más potente de toda Europa y, además, con total seguridad jurídica, al estar respaldado por la propia Unión Europea. Su funcionamiento es sencillo:

  • Para producciones españolas, se establece una deducción de hasta el 40% para el primer millón de euros invertido en la producción, y del 38% para el resto del presupuesto, sujeto a una deducción máxima de 5.400.000 euros por película. Estos porcentajes de deducción son imbatibles si los comparamos con los que se aplican en Península, donde apenas alcanzan un importe entre el 18 y el 20% del coste de la producción.
  • En el caso de producciones internacionales que se realicen en Canarias, el incentivo supone una devolución monetaria del 35% de los gastos de producción con un tope de 4.500.000 euros. En el caso de producciones rodadas en la Península, el porcentaje baja hasta el 15% con un límite de 2.500.000 euros.

A lo anterior, en el caso de Canarias, hay que sumarle la posibilidad de combinar este incentivo fiscal con otros como son la opción de materialización de la Reserva para Inversiones en Canarias (RIC) en estas producciones audiovisuales, o el establecimiento de compañías del sector audiovisual en la Zona Especial Canaria (ZEC).

Pero no es sólo este excepcional régimen fiscal el único reclamo para atraer producciones nacionales y extranjeras a Canarias. Factores como un clima excepcional durante todo el año y la variedad de escenarios naturales (playas exóticas de fina arena, bosques, paisajes desérticos, pueblos coloniales, etc.), todo ello a escasas horas de vuelo del resto del continente europeo, suponen un excelente estimulo de atracción inversora de los empresarios del séptimo arte.

Además, contamos en todas nuestras islas con un nivel de seguridad e infraestructuras hoteleras y de servicios de primer nivel. Si a eso le sumamos el ambiente cosmopolita y nuestra moderna oferta cultural, sólo podemos concluir afirmando que Canarias en su conjunto ofrece un idílico plató natural, sueño de cualquier productor cinematográfico.

Querido lector, a estas alturas del artículo, coincidirá conmigo que el cine es cultura y entretenimiento, pero bien utilizado también puede generar riqueza y empleo. No debemos olvidar que la tasa de paro de nuestras islas roza el 30%, una de las más altas del territorio nacional. Por ello, estoy convencido que si somos capaces de utilizar nuestras fortalezas para seguir potenciado el sector audiovisual, las Islas Canarias tienen una extraordinaria oportunidad para convertirse en los próximos años en un referente mundial en lo que al rodaje de películas, anuncios, series de televisión y documentales se refiere. No es casual que en los últimos cinco años las producciones cinematográficas internacionales y nacionales hayan experimentado un auge en Canarias que no solo favorece a la promoción exterior de las islas en todo el planeta, sino que permite diversificar la actividad económica de una región muy polarizada en torno al turismo y que presenta una tasa de paro que no podemos seguir permitiéndonos.

Tenemos en este incentivo fiscal un potente instrumento de captación de inversión foránea que sumado al resto de factores diferenciales de nuestro archipiélago, tales como la privilegiada ubicación geográfica entre tres continentes y un paquete de ventajas económicas y fiscales únicas, debería servirnos para activar la economía de nuestro archipiélago, creando puestos de trabajo nuevos y de calidad. Debemos, por tanto, abrir la puerta a una industria como la cinematográfica que mueve una gran cantidad de dinero en el mundo y, además, sirve de dinamizadora de otros sectores golpeados por las crisis. De lo contrario, siempre nos quedará aquello de seguir presumiendo del mejor clima del mundo.

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