Todo lo que tienes que saber para sacar lo mejor de tu reporting fiscal

El reporting fiscal siempre ha sido una de las competencias más importantes de la función fiscal y, por ello, es una actividad que ha estado en continua revisión y mejora. Sin embargo, el entorno actual requiere de nuevas medidas para potenciar su eficiencia, reforzar la funcionalidad de sus procesos y así, aumentar el valor el para el conjunto de la compañía. Pero, ¿por qué es necesario actuar precisamente ahora? Las autoridades fiscales son cada vez más exigentes en cuanto a las obligaciones tributarias y de transparencia de las empresas.

En concreto, estos son los factores que hacen imprescindible la revisión y mejora del proceso de reporting fiscal de las empresas:

  • El riesgo de error en los estados financieros es clave para la función fiscal. Los órganos de gobierno, equipo directivo, accionistas, prestamistas, reguladores, el propio sector e incluso los competidores examinan con lupa la información fiscal, lo que pone una gran presión sobre la función fiscal a la hora de llevar a cabo el proceso de reporting. Una hipótesis incorrecta, información inexacta o un error de fórmula en el cálculo de la declaración fiscal pueden obligar a realizar importantes y costosos reajustes en la consolidación de los estados financieros de la empresa.
  • Marco regulatorio complejo a nivel local y global. Cada vez se les exige a las empresas una mayor transparencia y un reporting fiscal más preciso. Por ello, los profesionales encargados del reporting fiscal deben conocer el estado de las inspecciones abiertas, mientras que los profesionales que se encargan de la inspección e interactúen con las autoridades fiscales necesitarán tener acceso directo a la información utilizada para la elaboración de las declaraciones de impuestos. Además, la función fiscal de la matriz debe tener un profundo conocimiento jurisdiccional de lo que necesitan las filiales extranjeras para cumplir con requisitos de las autoridades fiscales a nivel local.
  • La infravaloración de la función fiscal. Las empresas, y en especial el área financiera, no aprecian, en general, el gran potencial de la función fiscal, más allá de su papel tradicional de reporting. Así, puede pasar inadvertido el valor estratégico de la función fiscal y, a su vez, infravalorada su capacidad para identificar tendencias y facilitar el desarrollo del negocio de forma sostenible.Esto impide, en cierto modo, que la función obtenga el presupuesto necesario para optimizar sus procesos de reporting fiscal y así, poder contribuir de manera estratégica al negocio principal de la compañía.
  • La función fiscal requiere un nuevo perfil profesional. La función fiscal necesita profesionales que sepan tanto de contabilidad como de impuestos, y que tengan habilidades tecnológicas para gestionar soluciones de software. También deberían conocer el ERP de la compañía y ser capaces de generar informes personalizados para explotar todo su potencial.Y es que, la función fiscal debería poder solventar la brecha que existe entre los departamentos fiscales y tecnológicos. Sin embargo, las habilidades necesarias para hacerlo escasean. Para dar respuesta a las autoridades fiscales y contribuir a los objetivos corporativos, la función fiscal deberá llevar a cabo una verdadera transformación en cuanto a sus procesos de reporting, apoyándose en las nuevas tecnologías. Sólo de esta manera será capaz de alcanzar la eficiencia y calidad que requiere el actual entorno fiscal.

Las nuevas tecnologías, claves en la mejora del reporting

Para llevar a cabo una verdadera transformación en cuanto a sus procesos de reporting, las empresas deben contar con unas grandes aliadas: las nuevas tecnologías. Solo de esta manera serán capaces alcanzar la eficiencia y calidad que requiere el actual entorno fiscal. Desde nuevas herramientas de análisis de datos, pasando por tax data hubs, o nuevos perfiles profesionales, estas son las más importantes:

  • Automatización de análisis de datos y la información en formato ‘tax-ready’. Uno de los mayores avances de las empresas en cuanto al reporting fiscal es la actualización de sus sistemas ERP para que sean capaces de recopilar, en su totalidad y de manera precisa, toda la información que necesita la función fiscal de una empresa. Por otro lado, las nuevas herramientas de análisis de datos permiten a la función fiscal detectar riesgos, identificar oportunidades, proyectar y planificar escenarios, y apoyar a la dirección en la toma de decisiones con eficiencia y rapidez.
  • ‘Tax data hubs’, las nuevas herramientas de concentración de datos fiscales. Ya sea de manera interna, con licencia de un tercero o como parte de un acuerdo de cosourcing, los data hubs están convirtiéndose en una herramienta imprescindible para la función fiscal. Éstos son capaces de recoger datos tributarios de varios subsistemas, aplicaciones, módulos del ERP y archivos de información, y a posteriori lo convierten en información fiscal de valor, en un formato sencillo y listo para ser utilizado (reporting, predicciones y análisis).
  • Reinventar los modelos de gestión de recursos y asignación de tareas. Cada vez es más habitual que la función fiscal descentralice su actividad, asignando sus tareas de cumplimiento y reporting a centros financieros de servicios compartidos, centros fiscales de excelencia, o a través de acuerdos de cosourcing. Así, la función fiscal puede poner el foco en la definición de políticas, revisión y gestión del riesgo, y actividades más estratégicas como la planificación y análisis tributario, sin renunciar a la supervisión del proceso. Los centros financieros de servicios compartidos son capaces de recopilar la información necesaria de los sistemas financieros centralizados para la elaboración de las declaraciones de impuestos. Este modelo ayuda a reducir el coste de cumplimiento y de personal al centralizar las labores más mecánicas. Por otro lado, los centros fiscales de excelencia son un modelo óptimo para llevar a cabo labores de cumplimiento end-to-end ya que cuentan con un equipo de profesionales experto en dicha tarea. Este modelo ayuda a gestionar los riesgos y facilita el uso de mecanismos de control más formales y fiables.Por último, los acuerdos de cosourcing son recomendables para llevar a cabo procesos de reporting que requieren de conocimiento jurisdiccional especializado y mitigar el riesgo de no contar con un profesional in-house experto en los distintos marcos fiscales donde opera la empresa.
  • El profesional fiscal del futuro: experto en análisis de datos, estadística y tecnología. Al igual que van a cambiar los modelos de gestión –centros financieros de servicios compartidos, centros fiscales de excelencia, y acuerdos de cosourcing– y en gran medida gracias a ello, el perfil del profesional fiscal también evolucionará. Éstos deberán ser capaces de gestionar y supervisar las actividades descentralizadas y externalizadas, realizar análisis y planificación, interactuar con las autoridades fiscales en auditorías y consultas, y colaborar con otras áreas de la organización.

En PwC | Más información sobre la función fiscal del futuro 

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