Los departamentos fiscales de las empresas dedican un 50% de su tiempo a recopilar datos y solo un 30% a su análisis estratégico. La función fiscal es, de hecho, una de las grandes consumidoras de datos dentro de una empresa. Sin embargo, no dedica más que un 5% de su presupuesto a herramientas tecnológicas que le ayudan a capturarlos y analizarlos. ¿Por qué se produce esta paradoja? Desde el punto de vista de la gestión de datos, los departamentos fiscales de las empresas se enfrentan a cuatro grandes retos:
1. Más transparencia e incremento de las obligaciones de información. En los últimos tiempos, ha habido un incremento generalizado de una demanda de información fiscal más detallada y rigurosa por parte de las autoridades. Esta situación no ha hecho más que empezar y se irá acrecentando en el corto y medio plazo.
Iniciativas como las lideradas por la OCDE –proyecto BEPS y Country by Country Reporting- son solo algunos ejemplos. Las compañías tendrán que aprender a manejar y analizar un mayor abanico de datos procedentes, además, de fuentes muy distintas.
2. Muchos datos fiscales en múltiples formatos. Actualmente, la empresas guardan la información fiscal que necesitan para su gestión en formatos y localizaciones muy distintas (ERP, sistemas de consolidación, sistemas de facturación, plataformas de comercio electrónico…) Esta multiplicidad de fuentes y formatos dificulta el trabajo de los departamentos fiscales de las compañías, que necesitan hacer un uso inmediato de esos datos y que éstos cuenten con el nivel de detalle adecuado.
3. Pero, ¿seguimos usando procesos manuales? En muchas ocasiones, las empresas se ven obligadas a revisar, conciliar y manipular manualmente los datos para poder interpretarlos y obtener una información que realmente les sea útil. Estos procesos manuales, además de aumentar la posibilidad de cometer errores, consumen una gran cantidad de recursos que podrían dedicarse a labores de planificación y análisis. Por ejemplo -y según una encuesta realizada por PwC-, el 85% de los trabajos que realizan las empresas para llevar cabo su planificación en materia de precios de transferencia se realiza, fundamentalmente, de forma manual.
4. Falta de integración con el resto de sistemas de la compañía. El cuarto reto al que se enfrentan los departamentos fiscales de las empresas tiene que ver con la escasa integración de sus datos y procesos con el resto de la organización. Mientras que siete de cada diez responsables de los departamentos fiscales de las empresas reconoce tener “algo” integrados los procesos de cumplimiento y provisiones, solo un tercio asegura tenerlos totalmente. En el caso de los sistemas contables y de consolidación este porcentaje se reduce hasta el 17% de los encuestados.
Integrar la información financiera y fiscal procedente de distintas fuentes y aplicaciones en una plataforma común de reporting nos ayudará a:
- Reducir significativamente el tiempo y el esfuerzo dedicado a la recopilación manual de datos, conciliación de entidades legales y el reporting…
- Cambiar el foco. Pasar de trabajar con hojas de cálculo a hacerlo con bases de datos que nos apoyen en la toma de las decisiones más estratégicas.
- Dedicar más tiempo y de más calidad para el análisis y la planificación, y responder con mayor rapidez a las exigencias de la alta dirección de la empresa y de los auditores.
Para afrontar todos estos desafíos es imprescindible contar con las plataformas y herramientas tecnológicas que permitan tratar la información fiscal de forma adecuada y elevar el papel de la función fiscal dentro de la compañía.