El año 2015 ha sido un punto de inflexión en la transformación de la función fiscal de las empresas. La rápida evolución de la legislación fiscal en el mundo ha hecho que las compañías pongan más atención en esta área de actividad y comiencen a transformar sus procesos y sistemas o crearlos, en caso de que no los tuviesen, para poder dar respuesta a las nuevas circunstancias y requisitos fiscales. En este artículo, además de analizar el entorno fiscal internacional, identificamos los motores del cambio en la transformación de la función fiscal de las empresas.
Transparencia fiscal. Las nuevas exigencias de información sobre la actividad fiscal de las empresas no dejan de aumentar y como consecuencia, las empresas están prestando más atención a la gestión de sus impuestos y dedicando más recursos a la función fiscal. Además, el listado de propuestas para promover la transparencia en todo el mundo continúa creciendo, con desarrollos particulares para sectores concretos y países específicos. Iniciativas como el Country by Country Reporting (CbCR, por sus siglas en inglés) están creando un entorno fiscal muy complejo y difícil de gestionar para las empresas, especialmente para aquellas multinacionales que operan en diferentes territorios y cuyas filiales deberán cumplir también con las distintas normativas nacionales.
Responsabilidad del Consejo de Administración. El incremento de la transparencia en materia fiscal unido a las crecientes obligaciones de reporting a nivel global está provocando cada vez más una mayor implicación de los consejos de las compañías en los aspectos clave de la fiscalidad. En España, la aprobación de la Ley de Sociedades de Capital ha incluido entre las facultades indelegables del Consejo de Administración de las compañías cotizadas, la determinación de la estrategia fiscal y del sistema de control y gestión de riesgos incluidos los fiscales, entre otros aspectos relevantes. Adicionalmente a la recopilación de información para responder a las obligaciones de reporting, se necesitarán marcos de control fiscal que consideren todos los potenciales riesgos fiscales, incluidos los reputacionales y de negocio, en el proceso de toma de decisión de las compañías.
Marco de control de riesgos como mecanismos para gestionar el riesgo fiscal. La recomendación por parte de las autoridades fiscales en relación con la puesta en marcha de un marco de control de riesgos fiscales como herramienta para gestionar el riesgo tributario de las compañías está ganando terreno a nivel mundial. En España, la nueva versión del Código de Buenas Prácticas Tributarias (noviembre de 2015) incluye la determinación de una política para la gestión de riesgos fiscales como una de las conductas requeridas para cumplir con el Código por parte de las empresas. En el ámbito internacional, la Oficina Tributaria Australiana (“Australian Tax Office”) ha afirmado recientemente que la existencia de un marco de control de riesgos fiscales sólido será uno de los factores determinantes a la hora de analizar el perfil de riesgo de un contribuyente. También destacan recientes desarrollos en relación con la Monitorización horizontal en Holanda y el régimen Senior accounting officer en el Reino Unido. En un futuro, estos cambios permitirán a las autoridades tributarias dedicar más recursos y atención a aquellos contribuyentes con un perfil de riesgo más elevado. En consecuencia, cada vez más compañías a nivel mundial están revisando su marco de control fiscal no sólo en lo relativo al Impuesto sobre Sociedades sino a todos los impuestos.