La Comisión Europea ha presentado, a día 18 de enero de 2018, sus propuestas para aproximarse a un sistema de simplificación del Impuesto sobre el Valor Añadido común para todos los países de la Zona Euro, sentando las bases de lo que en un futuro no muy lejano será una verdadera “Zona IVA”.
A los ojos de Pierre Moscovici, comisario europeo para Asuntos Económicos, las normas que rigen el Impuesto sobre el Valor Añadido en la Unión Europea están “obsoletas y son demasiado restrictivas” dado que las mismas se remontan al año 1992, por lo que propone una reforma en profundidad que permita a los gobiernos de los Estados Miembros gozar de mayor libertad en la elección de preferencias para sus políticas fiscales, así como una ayuda a las pequeñas empresas que operan a través de las fronteras, fomentando su crecimiento y creación de empleo.
En primer lugar, la Comisión Europea, se ha querido centrar en los tipos aplicables. En la actualidad, los Estados Miembros únicamente están facultados para aplicar un tipo reducido de hasta el 5% a determinados productos, así como exenciones concretas que no son iguales para todos los países europeos. Con la propuesta, la Comisión Europea pretende mantener un tipo general mínimo del 15%, pudiendo los Estados Miembros escoger dos tipos reducidos diferentes que oscilen entre el 5% y el 15%. Además, desde Bruselas se propone la aplicación de un tipo superreducido que irá desde los tipos reducidos hasta el 0%. Y finalmente, en el último escalón, los países europeos podrán decidir los productos o servicios beneficiarios de la exención total del IVA o tipo cero.
La Comisión Europea propone “abolir y sustituir” la lista de bienes y servicios, conocida como Anexo III, que recoge aquellos productos que pueden verse beneficiados por tipos reducidos, por otra completamente opuesta que prohíba aplicar tipos reducidos a productos como “armas, alcohol, apuestas, teléfonos inteligentes y tabaco”, quedando siempre sujetos al tipo general.
Sin embargo, con el objetivo de garantizar en todo caso los ingresos, los Gobiernos deberán mantener siempre un tipo medio ponderado del IVA de, al menos, el 12%.
Pese a todo, las negociaciones en el Consejo no serán fáciles. Muchos países europeos se muestran reacios a introducir un régimen definitivo y común, siendo un punto central de disputa la aplicación de un mecanismo basado en el principio de tributación en el país de destino de los bienes, mediante un sistema generalizado de inversión del sujeto pasivo, cuyo objetivo último es acabar con el fraude.
El segundo bloque de medidas propuesto desde Bruselas se centra en las pequeñas y medianas empresas que operan en el territorio de la Unión Europea. Para ello, se ha propuesto un umbral de dos millones de euros de ingresos, bajo el cual tales empresas pueden acogerse a medidas de simplificación, independientemente de que hayan estado exentas o no del Impuesto sobre el Valor Añadido. Además, la Comisión Europea quiere añadir en paralelo una opción que permita, a pequeñas y medianas empresas que operen en más de un Estado miembro con ingresos menores a 100.000 euros, acogerse a la exención del Impuesto.
De esta manera, la Comisión Europea pretende reducir el coste del cumplimiento y aumentar la actividad transfronteriza de las pequeñas y medianas empresas, evitando así sus obligaciones en relación con la identificación, la facturación, la contabilidad y las declaraciones.
Estas propuestas legislativas deben recibir el visto bueno de los Veintiocho Estados Miembros, presentándose ante el Parlamento Europeo y el Comité Económico Social para su examen, quedando posteriormente sujeta a su adopción por unanimidad en el Consejo, proceso que se demorará sin duda varios meses.
Accede a la propuesta de reforma de los tipos aplicables haciendo clic aquí, y a la propuesta de medidas para pequeñas y medianas empresas aquí.